En cada uno de nosotros habita un buscador de sueños. Eso es algo que todos deberíamos recordar y que debemos enseñar a las nuevas generaciones. Sin embargo, tan puntual lección requiere del ejemplo, así que es importante que cada uno cuide y procure a este ser lleno de curiosidad. Afortunadamente, hay una manera muy efectiva de estimular su vocación: viajar.
Por supuesto, hay que viajar a las grandes ciudades, a las capitales del mundo que son relicarios de joyas y míticos tesoros. Pero el buscador de sueños siempre necesita regresar a sus bases; a esas raíces que nos siguen conectando con la naturaleza, a pesar del asfalto y sus caminos alejados de la terracería. Por ello exige salir de las autopistas y recorrer las veredas, esos caminos más pequeños que se bordan con el verde de los árboles.
Entregarse a lo natural vale la pena. A la jungla, a la playa –con sus olas y arena–, a los atardeceres en los que el sol se funde con el mar. Hacer tiempo para perder el tiempo es también una necesidad. Dejarte consentir y no sentir remordimiento alguno, es la manera perfecta de motivarnos y es que –como verás– es el amor el que nutre realmente a nuestro buscador de sueños.
Por todo esto, unas vacaciones en familia en One&Only Mandarina, son la combinación perfecta entre dar amor y enseñar a dar amor. Todo empieza con la locación, la orilla del Pueblo Mágico de Compostela, donde los acantilados forjados por aguas de un azul intenso y los caminos hechos de selva no solo se presumen, sino que se honran, aspecto que One&Only Mandarina contempló desde su construcción, la cual no solo respeta al entorno, sino que le rinde tributo.
Las habitaciones Treehouse, son una oportunidad invaluable para sumergirse en la naturaleza y sus bondades, sin dejar huella de nuestro paso por aquí. Es como flotar sobre las copas de frondosos árboles, sintiendo como su sola presencia refresca y resguarda de la humedad exterior. Pero también hay villas en los acantilados que permiten gozar la estampa más amplia del océano y despertar con el tibio roce de los primeros rayos del sol. Ambas opciones son ideales para parejas.
Tratándose de familias, las villas jaguar, pacífico, banderas, cumarú, tortuga y one, son la mejor opción. La primera de ellas, permite la estancia de hasta siete miembros, mientras que la Villa Pacífico te regala las mejores vistas del océano. En Villa Banderas hay opciones con dos dormitorios, en Villa Camarú los árboles abrazarán tu estancia y en Villa Tortuga pueden alojarse hasta ocho personas.
Pero el epítome de la exclusividad –sin duda– corre a cargo de Villa One que, alejada de todo bullicio, ofrece una atmósfera de intimidad a través de dos plantas. Cuenta con todo lo que necesitas y más, para que no tengas que salir, ni quieras salir.
Las familias que arriban con niños, encontrarán en One&Only Mandarina un aliado para construir una experiencia en conjunto, que permita a todos disfrutar plenamente de las vacaciones. Esta puede incluir una cabalgata, la visita a una granja de mariposas y a un árbol de 500 años de antigüedad, almuerzos, cenas y hasta lecciones de surf.
Qué mejor atracción para los pequeños que el Club Kidsonly, que comprende un espacio de juegos de casi cuatro mil metros cuadrados donde caben puentes colgantes, muros de escalada y senderos que fueron diseñados por Brigitte Broch, una de las directoras de arte y producción más galardonadas del mundo.
Despierta al buscador de sueños que llevas dentro e inspira a los tuyos a hacer lo propio. Rodéate de naturaleza y conecta con ella. Olvídate de la cotidianeidad y entrégate al refugio que consiente a tus sentidos: One&Only Mandarina. Vuelve a enamorarte en este oasis que ha sido creado delicadamente pensando en ti y recarga baterías para seguir construyendo todos y cada uno de los planes que tu mente es capaz de maquilar.
Y si por algún motivo o sin explicación aparente te olvidas de buscar tus sueños, recuerda que en One&Only siempre puedes volver a empezar.